Cuando me retiré en 2010, puse mi oficina de jubilado, para aprender cosas nuevas, leer, escribir, trabajar en equipo y recibir a los amigos. Lo hice en la calle Lanín, un pasaje muy especial del barrio de Barracas, intervenido por Marino Santamaría. Allí, sobre un terreno baldío, levanté esta construcción y planté y cuido este jardín. En realidad, Lanín es una obra colectiva, encabezada por Rodolfo Livingston, quien la diseñó solo con líneas curvas (a mi pedido, ya que decenas de años me había dedicado al derecho). La construcción es de Pechi Cabrera y Bruno Camilli, la decoración de las paredes externas y del piso es de Amanda Lescano y la de la pared del frente de Santamaría, las esculturas son de Nati Abot y Miguel Vayo, tiene también un mural de Florencia Böhtlingk . Las fotos las sacó Nahuel García.